Las células dendríticas (CDs)
son leucocitos que juegan un importante papel tanto en la inmunidad innata como
en la adaptativa, siendo las células presentadoras de antígeno más potentes que
existen y con la capacidad única de activar linfocitos T colaboradores que no
han tenido contacto antigénico previo. No sólo son importantes en la regulación
de respuestas inmunógenas efectivas, sino también en la inducción de fenómenos
de tolerancia inmunológica, necesarios para evitar la aparición de procesos
autoinmunes.
Tras la captación y procesamiento de los antígenos, las CDs se
dirigen principalmente a los órganos linfoides, donde se produce la
presentación de antígenos a los linfocitos T, proceso en el cual no sólo es
necesaria la interacción del MHC-II con el receptor de linfocitos T sino también
la interacción de otras moléculas accesorias como las moléculas coestimuladoras
y las moléculas de adhesión.
Las CDs son células de una gran plasticidad
funcional y que van a caracterizarse por su diferente localización en el
organismo, su estado de madurez y su origen. En este último aspecto, cabe
destacar las importantes diferencias funcionales entre las células dendríticas
foliculares (CDF) de origen estromal y las clásicas CDs de origen
hematopoyético, que van a derivar a su vez de progenitores mieloides o
linfoides y que van a clasificarse de manera distinta según la especie
estudiada.
FUNCION DE LAS CÉLULAS DENDRÍTICAS
Células
presentadoras de antígenos (CPAs)
Las CDs son células
especializadas del sistema inmune conocidas principalmente por su papel como
CPAs a los linfocitos T, lo que permite el establecimiento de una respuesta
inmune apropiada. Pero no son las CDs las únicas que desempeñan esta función
presentadora de antígenos, ni tampoco esta presentación es realizada a un solo
tipo de linfocito T. Para que tenga lugar este proceso de presentación, es
necesaria la presencia de una molécula denominada complejo mayor de
histocompatibilidad (CMH).
En humanos, el CMH es denominado “sistema HLA”
(Human leukocyte antigen), ya que estas proteínas se descubrieron como
antígenos presentes en los leucocitos. Los receptores de linfocitos T (TCR - T
cell receptor) son incapaces de reconocer antígenos intactos (como hacen los
linfocitos B), por lo que necesitan que el antígeno sea procesado por una CPA y
que ésta lo presente en su superfi cie como fragmentos unidos al CMH. Existen 2
tipos de moléculas CMH, denominadas CMH tipo I y tipo II.
La primera se expresa
en la mayoría de células nucleadas, que van a presentar antígenos
intracelulares a los linfocitos T citotóxicos (CTL o CD8+), como es el caso de
las nuevas proteínas sintetizadas en las células infectadas por virus. Una vez
activados, los linfocitos T citotóxicos pueden destruir directamente la célula
diana. Las moléculas CMH tipo II, sin embargo, se localizan principalmente en
linfocitos B, macrófagos y células dendríticas, que son responsables de la
presentación a linfocitos T colaboradores (Th o CD4+) de antígenos
extracelulares que han sido captados por la CPA mediante fagocitosis o por
endocitosis mediada por receptores. Estos linfocitos T CD4, al activarse se
transforman en potentes reguladores de la respuesta inmune [13]. Las CDs
presentan una particularidad ausente en los macrófagos denominada “presentación
cruzada” mediante la cual, antígenos no replicativos, normalmente procesados
por la vía exógena y presentados en el contexto de moléculas CMH-II, son
presentados por moléculas CMH-I con la consiguiente inducción de respuestas de
linfocitos T CD8+.
La mayoría de células
nucleadas del organismo pueden actuar como CPA por su capacidad de presentar
antígenos a linfocitos T CD8+ por medio de las moléculas CMH-I; sin embargo,
este término es a menudo utilizado para referirse únicamente a las células
capaces de presentar antígenos a los linfocitos T CD4, es decir, las que
expresan CMH-II. Existen células que en determinadas ocasiones pueden activarse
y expresar CMH-II, como es el caso de algunas células epiteliales (endotelio
vascular, epiteliales del timo), siendo por tanto consideradas como “CPA no
profesionales”. Por otro lado, las CPA que expresan CMH-II mejor definidas son
las CDs, los fagocitos mononucleares y los linfocitos B, también denominadas
“CPA profesionales”, siendo su capacidad fagocítica y procesadora de antígenos
muy superior a la de cualquier otro tipo celular.
Dentro de estas últimas, los
macrófagos y linfocitos B presentan antígenos a linfocitos T colaboradores
activos, es decir, linfocitos que han tenido un contacto previo con el
antígeno. Las CDs en cambio, además de presentar antígenos a linfocitos T
colaboradores activos, tienen la habilidad única de inducir respuestas inmunes
primarias mediante la activación de linfocitos T vírgenes. Las CDs expresan
además una cantidad de complejos CMH-II-péptido muy superior a la expresada por
linfocitos B o monocitos, siendo las CPAs más potentes de todo el sistema
inmune.
Circulación
de las CDs e interacción con los linfocitos T
Las CDs tienen su origen en la
médula ósea, donde las células madre se diferencian y migran como precursores
de CDs hacia la sangre. Desde allí, las CDs inmaduras buscan los tejidos en los
que actúan como células centinela, vigilando la posible entrada de patógenos
invasores, a los cuales capturan, procesándolos en fragmentos antigénicos.
Una vez que se ha capturado el
patógeno, la DC inmadura recibe señales de activación, que inician su
maduración y migración a los órganos linfoides secundarios donde presentan los
antígenos procesados a los linfocitos T vírgenes para la inducción de una
respuesta inmune específica frente a esos antígenos. La maduración y la
migración de las CDs están minuciosamente dirigidas por diversas quimiocinas y
moléculas de adhesión. Una vez en las áreas T de los nódulos linfáticos, las
quimiocinas atraen a los linfocitos T vírgenes hacia las CDs, permitiendo que
se establezca la interacción entre la CD y el linfocito T.
En esta interacción o sinapsis
inmunológica intervienen diversas moléculas: En primer lugar, se establece la
“señal 1” resultado de la interacción entre la molécula CMH-II de la CD,
cargada con el antígeno, y el receptor del linfocito T. Las CDs expresan además
distintas moléculas coestimuladoras que incluyen miembros de la familia B7 como
CD80 (B7-1) y CD86 (B7-2), que pueden interactuar con CD28 y CD152 (CTLA4) presentes
en el linfocito T , así como miembros de la familia TNF, como es el caso de
CD40, cuyo ligando en el linfocito T es CD154.
Esta segunda señal (“señal 2”)
generada por las moléculas coestimuladoras, presentes también en otras CPA, es
necesaria para la correcta activación de los linfocitos T. Dicho de otro modo,
la señal 2 debe acompañar a la señal 1 para que se produzca inmunidad, ya que
la señal 1 en ausencia de coestimulación se asocia con la inducción de
tolerancia. Hay que matizar que esta segunda señal inmunógena es resultado de
la interacción con CD28 en el linfocito T, ya que si se produce con CTLA4,
tendrá lugar una inactivación del linfocito, es decir, una respuesta
tolerogénica. Existen además interacciones en las que intervienen moléculas de
adhesión intercelular, que proporcionan estabilidad a la unión, como es el caso
de CD58 (LFA-3) y CD54 (ICAM-I) presentes en la CD, cuyos correceptores en el
linfocito T son LFA-2 y LFA-1 respectivamente.
Se han identificado nuevas
moléculas de la superficie celular de las CDs que pueden contribuir en su
función, como es el caso de las lectinas de tipo C, que regulan muchas
funciones implicadas en el establecimiento de la inmunidad innata y adaptativa.
Algunas de estas moléculas pueden no solo reconocer patógenos sino también
regular la interacción celular con los linfocitos T, como es el caso de CD209
Principales moléculas
participantes en la interacción entre Células dendríticas y linfocitos T. CD
(grupo de diferenciación), CTLA-4 (Antígeno de linfocito T citotóxico- 4), LFA
(Antígeno asociado a la función linfocítica), ICAM (Molécula de adhesión
intercelular). DC-SIGN (Molécula de adhesión intercelular no asociada a
integrina, específi ca de células dendríticas).
Referencias
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